Las Charlas Educativas de Ingrid Mosquera siempre son un momento de encuentro. El #claustrovirtual deja de ser tan virtual y, a veces, traspasa la pantalla.
Ayer, 14 de febrero, no podía ser de otra forma y juro que sentí la energía de todas y todos los asistentes vibrando y conectando conmigo.
La temática se antojaba dura de transmitir y, siendo fiel a mi forma de ser, intenté abordarla con humor y sosiego.
Tal y como comenté en directo, muchas veces escribí a Ingrid dudando de si sería capaz de hacer frente al reto que me había propuesto: hablar de mi enfermedad con toda la crudeza que implica la palabra degenerativa. Dudé hasta el último momento de si lograría mantenerme erguida tras un día duro. Sin embargo, a veces la vida nos da un respiro y prometo que las dos horas de charla se me pasaron volando (vale, el fentanilo también ayudó un poco jajaja).
Ayer hablé de mi evolución física, de la importancia de la salud emocional, de la montaña rusa de emociones en la que me encuentro cada día, de medicación que ayuda pero tiene una “cara B”, y de flotadores…sí, de cuáles son los míos y de cómo me aferro a ellos (para muestra está la magnífica ilustración de @Asignaturapend3).
Y como no es lo mismo que te lo cuenten a vivirlo, te dejo aquí la grabación para que la disfrutes y después me des tu impresión.
Pero no quisiera terminar esta entrada sin agradecer desde el corazón a todas las personas que ayer acudisteis a nuestra cita romántica. He recibido muchos mensajes y comentarios ante los que siento verdadera gratitud. Y mención especial va para Ingrid, una amiga que siempre facilita la situación y acompaña con suavidad , empatía y humor.
Sin todas vosotras/os nada valdría la pena; no en vano tengo tatuada la frase “Happiness only real when shared” (“La felicidad sólo es real cuando se comparte).
Pd: y si lo que quieres es la experiencia completa, te dejo aquí el enlace a la primera charla en la que participé, allá por el 2022.